El lugar al que nos dirigimos hoy se encuentra en los Alpes japoneses, en una zona llamada Shigakogen. Concretamente vamos a Yudanaka, que albergó varias sedes de las olimpiadas de invierno. Es más conocida como jigokudani onsen (fuentes termales del valle del infierno).
Para llegar a Yudanaka desde Nikko, tenemos que volver atrás y dirigirnos hacia Nagano donde tomaremos un tren regional, sin saber que el que nos ha tocado es una verdadera reliquia!!!
Tuvimos la suerte de viajar en la cabecera del tren, acristalada y disfrutando de todo el hermoso paisaje de la altiplanicie y luego de las maravillosas montañas.
Nuestros gestos de confundieron un poco, cuando a medida que avanzábamos los letreros de las estaciones dejaban de tener interpretación «Romaji» para ser única y exclusivamente con kanjis e hiragana (Yo, sólo podía entender el hiragana) con lo que la situación se perfilaba cuanto menos cómica.
El viaje en tren fue muy especial y la llegada no lo desmereció…aquí tenéis un vídeo de los hechos:
Al bajar del tren los Japones se agrupaban para felicitar al Sr. maquinista, que orgulloso de llevar este tren se mostraba afable, mientras iba recogiendo elogios. (Los míos también)
(La calidad del vídeo es de un movil Nokia, gomen ne!)
Esta es la mini-estación de Yudanaka:
Con las mochilas a cuestas teníamos que buscar la casa del arquero, el pueblo es pequeño y nos orientamos con facilidad…Cruzando el río… nos metimos por algunos pequeños callejones, donde vimos algunas casas muy antiguas y preciosas…qué tranquilidad se respiraba!
La historia del arquero es curiosa, Ka lo encontró buscando en al red, no se cómo pero le mandó un email y el Sr. nos contestó en un perfecto inglés que estaba dispuesto a recibirnos en su casa, asi es que aquí estamos en busca del Ryokan del arquero japonés, el Sr Miyasaka San!
El dueño se llama Kazuhisa Miyasaka…, y el Ryokan Uotoshi (Web en inglés) es un hombre muy agradable, que vive solo (con su madre y su perro) en el Ryokan. Habla un poco de inglés, y además se esfuerza mucho por intentar que le entiendas. Nos enseñó nuestra preciosa habitación, Como éramos los únicos huéspedes en realidad nos sentíamos como en nuestra casa, nos enseñó toda la casa, el ofuro que tenía, fotos…y estuvimos un buen rato charlando con él.
La casa es muy grande y por dentro es muy antigua pero bien conservada:
Nuestra primera habitación con futones!!! Qué alegría y qué ganas!
Esta será nuestra madriguera para los próximos dos días y medio, era realmente muy confortable, aunque las almohadas de arroz más bien parecían estar rellenas de garbanzos. :).
Tras descansar un rato nos fuimos a explorar el pueblo, con una recomendación para la cena de esta noche, el sr. Miyasaka nos recomendó el pequeño restaurante de un amigo suyo que había sido luchador de sumo y posteriormente cocinero de luchadores.
Nuestra visita por Yudanaka fue un callejeo constante de subidas y bajadas entre las huertas y arrozales, así como las fuentes termales que había por todas partes y de las que se nutrían la mayor parte de las casas del pueblo.
Caía la noche con un viento huracanado y frío, como de alta montaña….habíamos calculado que esto podía suceder y veníamos medianamente preparados, eso sí, el viento en las orejas no nos lo quitó nadie.
Tras un paseo y en mitad ya de la noche encontramos el pequeño local que nos había recomendado Miyasaka San y que era frecuentado por los oriundos de la zona, era una noche desapacible en la que pocos se atrevían a salir de casa. y allí estábamos, le dijimos al cocinero que veníamos de parte del sr. Miyasaka, Él sencillamente sonrió y nos decía algo similar a «muy bien muy bien, os sentais aquí y probais mi comida especial de luchador de sumo». Su mujer nos hablaba en japonés como si realmente la entendiésemos lo suficiente como para mantener una conversación fluida, a sólo dos días de nuestra llegada y con mucho esfuerzo yo apenas descifraba palabras sueltas que acabaron dando cierta coherencia a la noche.
Fuimos agasajados con el plato especial, algo que se llama Chanko Nabe y que explico:
Los luchadores de Sumo comen todos los días chanko-nabe para incrementar su fuerza. Nabe significa significa “pote” (o comida sumergida en un pote); chanko es la comida de los luchadores de Sumo. En los establos del Sumo – así se definen los lugares de residencia y entrenamiento de los luchadores – no existe una regla estricta sobre qué debe ir en ese pote. Los ingredientes comunes son: pollo, tofu, y verduras, como cebollas de Gales y repollo chino, todo cocinado en un caldo de carne.
La cocina japonesa ofrece una gran variedad de formas de preparar guisos servidos con arroz. Se calienta el caldo de carne encima de la mesa. Previamente, se pican los ingredientes, generalmente verduras, pescado y/o carne, y se hierven y comen en la mesa. Los japoneses gustan de la comida en grupo, alrededor de un pote junto amigos y familiares, especialmente cuando fuera hace frío.
Existe un gran número de explicaciones para la palabra chanko. Según una de las teorías, la palabra procede de finales del siglo XIX, cuando un luchador ya retirado se encargó de la cocina en un establo de Sumo en Tokio. La palabra en argot tokiota para “papá” en medios populares es chan, por lo que los guisos de aquel viejo luchador recibieron el nombre de chanko-nabe.
En nuestro caso el cocinero era más purista y en lugar de pollo el Chanko Nabe llevaba riñones y cosas así.. He de decir que fue una experiencia bastante desagradable para mí, la cosa sabía a hierba fresca y a riñones, esto último no me gusta nada. Tenía hierbajos y puerros y no sé cuantas cosas más, un poco fuerte para paladar occidental. Con mucha vergüenza tuve que pedirle a la señora un poco de pollo frito de segundo, porque tenía mucha hambre…
La mujer se reía un montón, mientras que a mi alrededor Ka también se reía disfrutando de lo según él era un guiso excelente…jejejje. (Estáis confabulados, pensaba yo! para que coma el pote ese…grrr)
Al final de la cena asistimos a los rituales típicos de «muchas gracias por haber elegido nuestro local y bla bla bla, Estaban entusiasmados con que hubiésemos comido el Chanko Nabe y hablando un poco al final nos regalaron una especie de tríptico de papel de arroz que nos explicaron que llevaba impresos los nombres de todos los luchadores de sumo japoneses. Agradecemos el trato y nos vamos rumbo a nuestra casita en mitad de una noche aún más cerrada y aún más fría.
En el Ryokan hay un pequeño Ofuro en la planta baja que probamos nada más llegar, maravillosa experiencia de agua sulfurosa a 65º.
Y después un té y a dormir, hemos quedado con Kazuisha San mañana por la mañana para subir a la montaña, nos va acercar hasta la mitad de la colina, luego es cosa nuestra alcanzar la reserva natural de Tsugaike que hay arriba y bajar.
El viento hacía que crujiesen los ventanales de madera, con esta melodía caímos en los brazos de Morpheo.
Mata Ashita!
Amanecemos con un sol hermoso que brilla desde bien temprano tras las montañas, desayunamos y Kazuisha San nos cerca de Kanbayashi onsen, mientras sonreía diciéndonos que estábamos teniendo mucha suerte porque iba a ser un día muy caluroso y bonito para caminar.
Con sonrisa nos despedimos cuesta arriba, subiendo la montaña entre un bosque denso, para finalmente llegar a un remanso de roca donde la naturaleza dejaba espacios de fuerza pura…
Nuestro camino nos llevaba más arriba, hacia el Jigokudani Yaen-Koen (parque de los monos salvajes). Esta era una visita deliberada, es uno de los mejores lugares de Japón para observar macacos japoneses blancos en su hábitat alpino.
El macaco japonés o macaco de cara roja (Macaca fuscata) es el primate que vive más al norte con la excepción de los humanos. Se encuentra en los bosques y montañas de las islas japonesas (con la notable excepción de Hokkaido) y alguna de las Ryukyu.
Es un mono nativo de Japón (el macaco de Taiwán, presente en el sur del país, es una especie introducida), por lo que se encuentra bien adaptado al clima frío que impera en gran parte del archipiélago durante el invierno (registrándose temperaturas de hasta -15ºC). Está recubierto de un espeso y lanoso manto de pelo pardo-grisáceo en todo el cuerpo, con la excepción de la cara, nalgas, palma de las manos y pies. En estos lugares se agolpan numerosos vasos sanguíneos con el fin de mantener el calor, lo que les da un característico color rojo, sobre todo en la cara. La cola es muy corta (8-12 cm.) y difícil de ver a simple vista cuando el pelo crece y se espesa de cara al invierno. El resto del cuerpo mide de 50 a 95 cm., siendo los machos más grandes que las hembras. Los primeros alcanzan los 14 kg. de peso máximo, mientras que las hembras rondan los 5 kilos y medio
Los macacos japoneses son animales de hábitos diurnos y fuertemente sociales. Viven en grupos de 40 a 200 individuos que pueden estar emparentados entre sí o no, y en casos excepcionales (sobre todo en invierno) pueden llegar a juntarse hasta 600 macacos en una misma área de varios cientos de kilómetros cuadrados. El control de los grupos corresponde a los machos, entre los que sobresale un líder que reclama la posición en el centro de la manada. Conforme se va alejando del centro de las aglomeraciones, los machos tienen una posición menor en la jerarquía y están expuestos a mayores peligros, como el ataque de las bandas de macacos rivales. Las hembras, ajenas a este sistema, cuentan con una jerarquía propia que se transmite de generación en generación.
Los macacos japoneses están considerados entre los monos más inteligentes. Con el fin de sobrevivir a los crudos inviernos del centro de Japón, localizan fuentes termales de agua caliente y se sumergen en ellas el tiempo que sea necesario. Han sido profundamente estudiados por los etólogos desde mediados del siglo XX, lo que ha proporcionado importantes avances en el campo del aprendizaje animal. En este aspecto destacan los experimentos realizados sobre los famosos macacos de la isla de Koshima por el Japan Monkey Center. Comenzaron en 1952, cuando se dio una patata a una hembra de año y medio que la mojó por accidente en el mar. Al probarla después, no sólo la encontró limpia, sino también más sabrosa gracias a la sal marina. A partir de entonces comenzó a lavar todas las patatas que encontraba antes de comerlas, y pronto comenzaron a imitarla otras hembras de la colonia. Los machos, en cambio, se mantuvieron ajenos a este fenómeno. Posteriormente, las crías aprendieron a lavar el alimento de sus madres y al cabo de unos años, tras el relevo generacional, la conducta de lavar patatas (y posteriormente, también granos de trigo) ya estaba presente en todos los individuos de la colonia, tanto machos como hembras. Algunos ejemplares abandonaron la isla a nado posteriormente y se unieron a otros grupos, donde podrían haber llevado esta nueva cultura con ellos.
Hoy, después de haber estado allí tengo de nuevo un regalo inesperado, más por mi falta de conciencia sobre las cosas que me rodean. Llevo años contando esta historia a amigos y amigas, en mitad de tardes y noches tratando de ejemplificar la capacidad «animal y humana» para transformar el mundo que pisamos. Para mí es muy importante y simbólico, cuando un grupo aprende una conducta y esta se replica es porque la conducta es óptima para el grupo, en mi interior (y me voy a saltar todo el rollo antropológico y etológico) esto no es más que un signo de la brillantez que portamos. Alardeando de espiritualidad o de inconsciente colectivo, creo firmemente en que tal vez si el suficiente grupo de humanos aprendiese una conducta esta se replicaría en el resto de la especie, aunque no hubiese contacto directo al menos en el mismo espacio-tiempo.
Hoy me emociona haber estado observando estos bichos sin tener mucha idea de que eran los que yo ya llevaba años mentando… cosas curiosas que tiene la vida!
Después de pasar un buen ratito en el parque, buscamos un sendero por el que bajar, elegimos uno en especial que iba entre las laderas de las montañas del otro lado del valle, caminamos unos cuantos km entre el bosque alpino, pero fue realmente uno de los paseos más bonitos de todos los que hemos hecho en Japón, a pesar del exceso de km…
Como dice un haiku muy lindo:
osoki hi no
tsumorite, toki
mukashi kana
Los días lentos
se apilan, evocando
un viejo antaño.
(Divido este relato en 2 post para que no se os haga muy pesado!!!)
2 Comments
Envidia me dan los señores macacos …. que tentador eso del baño calentito.
Pues si!
Creo que el agua estaba a 45º-65º…bastante calentita si!
La verdad es que se veía una comunidad muy bien avenida!
^_^