Lit: El cielo no cierra completamente el camino a los hombres.
Y Hong Kong es la puerta que abre el camino a un cielo mitad destartalado, mitad de puro lujo. Una de las puertas de Asia, y para nosotros la de entrada en este periplo de meses.
Llegar es tan sencillo como las 10 horas que nos separan de Londres, donde nos cobijaron las hadas, a las que una ya se acostumbra a ver en la ciudad de la niebla.
Cómo explicar la sensación al pisar este otro lado salvaje de China? Nada más llegar, todo es tan perfectamente organizado que uno siente hasta vergüenza de lo suyo, sin problemas, tren MTR hacia Kowloon para buscar nuestra ubicación, en Natham Road, muy cerquita de las Chunking Mansion. Hora de cenar y con Jet Lag, despertar a los olores que hacía ya casi 4 años que se habían relegado a uno de esos almacenes de la memoría. Pero aquí, de pronto, todo revive, y la sonrisa también. Asia, al fín.
Supongo que cada uno tendremos nuestros lugares, para mí Asia es «El lugar», me cuesta definir qué país, qué situación, es sencillamente la sensación real de que esto es otro mundo completamente diferente a la vieja Europa.
Hong Kong no duerme, neones, coches, mercados de día y de noche, prisas que no se reflejan en el ritmo en que caminan sus habitantes en el metro o en las aceras. Un ritmo cambiante. Colonia inglesa? Mmm, bueno, si, quizás lo fué. Hoy Hong Kong es e Hollywood de Asia, el paraiso de los nuevo ricos de China, y sin duda una oda al capitalismo en todo su esplendor.
Pero hay más, mucho más, sólo hay que perderse un poco en Kowloon para cerciorarse de que ese mucho más habita en las esquinas y tras el intenso olor a salsa de pescado.
Kowloon se resistió al avance de los rascacielos y permanece casi intacto. Kowloon se estableció a mediados del S XIX cuando fue utilizado como puesto de vigilancia contra los piratas que en la zona amenazaban el comercio de sal.Tras la cesión de la isla de Hong Kong al Imperio británico en 1842, de acuerdo al Tratado de Nankín, la autoridad Qing de China creyó necesario establecer en la ciudad amurallada un punto de control para supervisar la actividad de la zona y el cumplimiento del acuerdo, ante la cada vez mayor influencia británica en el área.
Tras la rendición de Japón, el recinto ya sin murallas se convirtió en un reducto donde se agruparon todos los expatriados, los que ya estaban y los que iban llegando. Los Británicos trataron de desalojar Kowloon sin éxito, ya que a gran velocidad la antigua ciudad amurallada se convertía en un punto estrátegico de la actividad comercial de Hong Kong. El tráfico de opio, alcohol y prostitución, que se sostenía gracias a la demanda de los propios colonos hicieron de Kowloon un punto irreductible, una necesidad y un mercado para todo lo que no tenía cabida ni en la estricta sociedad británica ni al otro lado de las tierras conquistadas.
Desaparecido el muro de piedra, se levantaba día a día el aún más inexpugnable muro invisible de la ilegalidad, en torno a un pequeño lugar de apenas 100 metros por 200 metros de superficie. Un inframundo insalubre y corrupto dentro del paraíso incipiente de Hong Kong.
Y es este ambiente mítico el que hoy se vislumbras tras las puertas que llevan a pasadizos y pasillos oscuros, a calles sucias por las que avanzan cientos de expatriados, sus hijos, sus nietos y los cientos de turistas despistados, que ajenos a la historia ven en este barrio un paraíso para las compras de última hora, que se sienten firmemente convencidos de que han llegado al lugar donde «todo vale». Para mí, hoy en día Kowloon está claramente organizado, no se si decir mafia, grupos de comerciantes o asociaciones no del todo lícitas, pero es algo que se percibe en el ambiente, como el olor a salsa de pescado.
Pero hay rincones y huecos, dónde no suele pasear el que busca una copia de Rolex al mejor precio. Abandonando las calles comerciales, podemos encontrar el mercado de los pájaros, que en realidad es un jardín en el que hay varios puestos con jaulas de bambú, de madera tallada y accesorios, comida, grillos y todo lo que una de estas aves pueda necesitar.
Los vendedores y algunos de los asiduos muestran sus mejores ejemplares sin disimulo y con cierta soberbia…
No digo que me guste, ya que en cierto sentido me da pena que los pajarines estén aquí a modo de parque temático, pero tratando de comprender un poco el por qué, los dueños los cuidan, los lavan, alimentan, les ayudan a que canten y se relaciones con otros pájaros. En una ciudad donde el espacio es un lujo que no está al alcance de casi nadie, convivir con un pajarín es toda un ejemplo de fé.
Y en la tarde, todo bulle. En los puestos callejeros se prepara comida constantemente, patas de pollo, crestas, tripas, callos, vísceras de todo tipo que humean mientras se cuecen los Noodles en la olla de al lado. Furta que birlla bajo las lámparas, mil olores y sabores a tu alcance y extremadamente baratos.
Todo lo que cuentan aquellos que ya habían estado es cierto y aún más, el pescado se sacrifica en el momento en que se va a comer, mientras permanece en baldes con oxigeno, lo mismo para el marisco, todo es muy fresco. El ritmo en que estas personas alimentan a la ciudad es realmente frenético. Y es que comer en uno de estos puestos no cuesta más de 3 €. Una vez que superamos la primera adversión encontramos que casi siempre son unas de las mejores opciones. Siempre, eso sí, que estés dispuesto a mimetizarte con el ambiente. Eso de «donde fueres haz lo que vieres» lo podemos aplicar con absoluta destreza aquí. Sin embargo si crees que no estás preparado, a lo largo de Nathan Road podrás encontrar comida occidental, franquicias populares y casi cualquier cosa que desees. Yo creo que merece la pena acercarse a la cultura desde todas las partes posibles, superar las barreras de nuestro hábitos, al fin y al cabo, no estamos ya en casa, no?
En una ciudad que sigue creciendo hacia arriba se utilizan andamios de bambú, que se sujetan con cuerdas, se transportan de cualquier manera unos sobre otros generalmente en carretillas, se apilan sin seguir ningún orden en la acera o donde más cercanos queden a la fachada sobre la que trabajar lo mejor es la forma de apoyarlos en el terreno, las zapatas allí son inexistentes, aquí se apoya directamente sobre la superficie que sea, sin ningún tipo de encuentro. Las estructuras de Bambú pueden llegar hasta los 60 pisos tranquilamente. Este es el contraste de Asia.
Este es un contraste importante, lo mismo que el de las muchas religiones que aquí conviven. En Hong Kong se practican todas las religiones tradicionales chinas. El culto a los ancestros es predominante debido a la fuerte influencia confuciana, mientras que elcristianismo es practicado por un 10% de la población. La comunidad cristiana se divide a partes aproximadamente iguales entre católicos y protestantes. Se estima que hay también alrededor de 70.000 musulmanes en Hong Kong, y entre 2.000 y 3.000 judíos.
En una mixtura que parece sacada de algún libro de ciencia ficción bizarra, se reza en silencio y con incienso mientras al otro lado de la calle el verdadero dios sigue siendo el brillante «Kin», los HK$.
Me resulto curioso y sorprendente el contraste entre una cosa y otra, como siempre en Asia.
Visitar Wong Tai Sin donde se practican tres religiones: taoísmo, budismo y confucianismo.
Y las tradiciones, incienso que purifique…y que ayude con los caminos entre los mundos visibles y los invisibles.
Mientras al otro lado el SXXI contínua su escalada…
Hasta aquí llegan los propios habitantes, turistas que tratan de copiar las formas, ancianos, mujeres y adolescentes que usan el Iching para resolver dudas sobre su propia vida, intérpretes que por unos cuantos HK$ te darán su versión de los palillos, convertida en una hermosa historia en tono profético…quién se puede resistir a dejar nuestro destino en manos de la anciana con ojos sabios? En todas partes hay negocio en HK.
Pero, además de Kowloon está el otro lado de la Bahía, tras el impresionante Skyline: Central y Soho. Subiendo por The Central–Mid-levels escalators, vamos avanzando en lo que sirvió de referente en Blade Runner. Lo mejor es llegar arriba del todo y luego bajar caminado.
Sin prisas, ya que en cada rincón que deja un rascacielos hay un callejón, una calle del gato o una tienda que hace tiempo debió haberse convertido en museo.
En esta ciudad donde todo es posible, la arquitectura se ve limitada por las montañas que rodean HK, Hoy día, la isla de Hong Kong se ha convertido en una de las capitales mundiales de la arquitectura moderna. Hong Kong es la ciudad del mundo con mayor número de rascacielos.La mayor parte de estos rascacielos se concentran alrededor del distrito central, concretamente en las áreas de Central, Admiralty y Wan Chai, y a lo largo de la línea de costa de la bahía del puerto Victoria en dirección Causeway Bay. Cuatro de los 15 rascacielos más altos del mundo están en Hong Kong.
Si tuviese que hacer un resumen de lo que uno no se puede perder aquí, además de lo ya visto, además de callejear, de perderse y encontrarse, de mapear Kowloon sin prisa, os recomendaría subir al Victoria Peak en tranvía. Memorable experiencia. En mi caso estuve esperando 5 días a ver si la niebla se iba, ya que era realmente estúpido subir para no ver nada. El último día y con un exceso de fe, subimos. Hermoso mar de niebla desde arriba, no se veía nada en absoluto. Cenamos dándonos un homenaje en un buen restaurante, y luego recorrer entre la noche de niebla el pico…dejando que la naturaleza monzónica de esta ciudad se cuele por nuestros poros.
No olvideis la parte más freak, y podeis ir a explorar Chunking Mansion, un paraiso que ha cambiado el olor a salsa de pescado por los currys hindúes y dónde conviven más de 400 nacionalidades diferentes. Si habéis visto Chungking Express ,esta visita era absolutamente necesaria.
Por cierto, cuando subimos al Peak, finalmente, en los postres, sucedió esta maravilla!
Uno de los mejores lugares del mundo para creer en los cuentos bizarros y en el Cyberpunk más decadente.
4 Comments
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: No hay resumen disponible para esta anotación…
Me han gustado esos comederos vasija de los pajaritos, por lo demás parece un lugar acelerado con mucho bajo la pared de rascacielos.
Diossss!!!! jajajajaja Me encanta Hong Kong! De hecho sigo el blog de un chico que vive allí y, sin conocer el sitio, estoy totalmente enamorado de él! 😀 Creo que no me importaría nada vivir allí…
Victor: Ya sé que te encanta, y quién sabe si no vivirás ahí algún día? Tú sigue con los kanjis que es posible! ^_^