Amanecer en Osaka, con alguna nube y un poco de lluvia, legado de la tormenta eléctrica de la noche pasada. Es temprano pero en la calle ya hay movimiento. Son las 7 de la mañana cuando estamos ya abajo buscando un sitio para desayunar, encontramos cerca de la parada de JR una cafetería que sirve desayunos estupendos!
Un café con leche, tostadas y un huevo cocido con sal. Con tranquilidad y un japonés ya más fluido somos capaces de pedir todas las cosas, y sentarnos frente a la cristalera que da a la calle.
Se nos hace un poco raro estar de nuevo en una ciudad, las montañas de los días anteriores nos habían dejado bastante relajados.
Ponemos rumbo a Kyoto, no se tarda nada, y cuando digo nada es menos aún que eso. En la estación un señor vestido al modo ibicenco nos pide un cigarro y nos dice a cambio si necesitamos ayuda, quiere hablar en inglés y demostrar que ha viajado, el hombre lleva un gran equipaje de homeless. En este barrio de Osaka es la primera vez que vemos gente que vive en la calle.
Osoki ji ia
Kodama Kikoiuru
Kioo no sumi
Tarde lánguida
a los confines de Kyoto
El eco llega.
Por fin en Kyoto, esta ciudad es como un imán para mí. En la estación buscamos un bus que nos lleve cerca del Palacio imperial, nuestra intención es dar un paseo por los jardines mientras nos vamos ubicando, de camino encontramos una cafetería francesa donde nos tomamos un café auténtico a un precio razonable (250 yenes).
La hierba aún está húmeda y casi nadie pasea entre los árboles…alguna criatura aventajada que lleva ya unas cuantas horas a la espera de los primeros caminantes que dejen huellas. Realmente en Japón uno se siente observado desde arriba…
El Palacio Heian fue el palacio imperial original de Heian-kyō (la actual Kioto), capital de Japón del año 794 al 1868. El mismo sirvió como residencia imperial y centro administrativo de Japón durante la mayor parte del período Heian (794-1185) y se encontraba localizado en la zona centro-norte de la ciudad, de acuerdo con los modelos chinos usados para el diseño de la capital.
El palacio estaba rodeado por una gran muralla de forma rectangular que contenía muchos de los tantos edificios ceremoniales y administrativos incluyendo a los ministerios gubernamentales. Dentro de aquellos muros se encontraba otro complejo residencial (o «Palacio Interno») en donde residía el emperador. Además de la vivienda del emperador, el palacio interno contenía las habitaciones de las consortes como también estructuras ceremoniales y oficiales más cercanas a la figura del emperador.
El rol original del palacio era el de manifestar la centralización del modelo gubernamental adoptado por Japón de China en el siglo VII y proveer un lugar apropiado para la residencia del emperador y poder además ocuparse de varios problemas de estado y ceremonias. Aunque la función residencial del palacio continuó hasta el siglo XII, las instalaciones para ceremonias religiosas fueron quedando en desuso cerca del siglo XIX debido al abandono de las prácticas de ceremonias reglamentarias y al traslado de muchas de éstas a lugares de menor escala en el Palacio Interno.
El Palacio fue completamente destruido por el fuego y otros factores, y sobre la superficie en donde existía se construyó otro nuevo. Del antiguo, casi no quedaron rastros y la arquitectura del mismo se basó en fuentes literarias, diagramas y pinturas de la época, como también excavaciones realizadas desde fines de los años 70.
Para terminar saliendo por una de las puertas, ni idea de cual era…
Ya fuera y un poco cansados, mapa para ubicarse de nuevo, como podemos usar todos los buses que queramos hoy por 400Y, nos pillamos uno que se supone nos dejará en la zona de Kinkaku-ji.
En el bus íbamos distraídos, las calles de Kyoto son diferentes, más asiáticas, con otra esencia, un caos bello que hace que te pierdas y te encuentres con extrema facilidad. Las paradas apenas se veían y no teníamos muy claro donde nos queríamos bajar, pero habíamos contado más de 15. En mitad de la abstracción oímos algo como»yo creo que tenemos que bajarnos en esta», en un perfecto castellano del norte, buscamos un poco sobre las cabezas del resto de los japoneses que viajaban, nos encontramos con un chico y una chica, ataviados con 2 guías de japón. Acababan de llegar, nos acercamos y como íbamos al mismo sitio (o mejor dicho nosotros sólo sabíamos que íbamos a un jardín zen) y nos fuimos con ellos el resto de la mañana. Como mi memoria para los nombres es penosa no me acuerdo de los suyos, sólo recuerdo que eran del país vasco y muy majos!, se iban a quedar en casa de una amiga en Osaka y su viaje era de 15 días.
Bueno, pues nada, fue relativamente fácil encontrar la parada y desde allí comenzar a andar hacia Kinkaku-ji , El templo del pabellón dorado.
Kinkaku-ji (金閣寺, Kinkaku-ji lit. Templo del Pabellón Dorado) es el nombre informal del Rokuon-ji (鹿苑寺, Templo del jardín de los ciervos) en Kioto, Japón. Fue construido originalmente en 1397 como villa de descanso del shōgun Ashikaga Yoshimitsu, como parte de su propiedad llamada Kitayama. Su hijo transformó el edificio en un templo Zen de la secta Rinzai. El templo se quemó varias veces durante la guerra Ōnin.
Forma parte del conjunto de Monumentos históricos de la antigua Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu) declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994.
El Pabellón Dorado, o Kinkaku, es un edificio de tres plantas ubicado en los terrenos del templo. Las dos plantas superiores del pabellón están recubiertas con hojas de oro puro. El primer piso, llamado la Cámara de las Aguas, (Shinden-zukuri), en estilo palacio imperial, evoca la clásica decoración japonesa modulada. Es básicamente una gran habitación rodeada por una baranda. El segundo, llamada la Torre de las Ondas de Viento (Buke-zukuri), es de estilo samurái, un recinto cerrado y con una baranda alrededor que alberga al Bodhisattva Kannon. El tercero, con ventanas, es de estilo templo Zen, y es llamado Kukkyoo-choo, y que alberga una tríada de Budas y 25 figurillas Bodhisattvas.
El pabellón funciona como un shariden, guardando las reliquias del Buda. En el techo esta ubicado un fenghuang o «fénix chino» dorado. El nieto de Yoshimitsu utilizó el Kinkaku-ji como inspiración para el Ginkaku-ji, que también es un templo budista, que deseaba recubrir de plata.
El Pabellón Dorado posee un magnífico jardín japonés inmediatamente adyacente. El estanque que se ubica enfrente es llamado Kyōko-chi (Espejo de agua). En el estanque existen numerosas islas y piedras que representan la historia de la creación budista.
En 1950, el pabellón fue incendiado por un monje con sus facultades mentales alteradas; una versión novelada de este evento se encuentra en el libro de Yukio Mishima publicado en 1956 titulado The Temple of the Golden Pavilion. La estructura actual fue construida en 1955. Recientemente, se detectó que la cubierta de laca japonesa estaba algo deteriorada y por ello se aplicó una nueva capa de laca como también un nuevo recubrimiento en hojas de oro, el trabajo se completó en 1987. También, se restauró el interior del edificio y las pinturas del mismo. En el 2003 se restauró el techo.
Había un montón de gente, a pesar de que era un día normal de semana, sobre todo de colegios, cosa que se iba convirtiendo en habitual en este tipo de lugares, entre unos jardines preciosos, hacemos cola para atravesar una zona de salones de té…
Algunos chavales posan descaradamente para la foto, a mi me atraen sus gestos y a ellos?, creo que nos pasa lo mismo.
Pequeños japoneses que estudian y crecen, futuros estupendos trabajadores del más puro Keizen. Sin duda estos son los mejores años que tendrán, al menos de pseudo libertad.
Las mesas de te están escondidas entre los árboles, las chicas aprovechan para descansar y pasar inadvertidas, mi ojo de metal va cosiendo detalles prestados en mitad de la emoción del color y el olor.
Recorremos de arriba a abajo toda la zona, templos, puertas, jardines, creo que es mejor verlo…
Trocitos de imágenes que han estado allí antes de ir, y a la vuelta, quien prueba a volver a ver lost in translation siente repeluses y aleteos… simplemente hermoso!.
Con toda la emoción dentro, el color va formando laberintos de hojas y agua, y yo empiezo a pedir deseos como si fuese una especie de humana que piensa en binario…y, tachán!, ahí tienes tu fuente de piedra!
La belleza de la sencillez me hace sentir realmente bien, no necesitará muchas más cosas si tuviese una fuente de piedra y caña de bambú, eso pienso, mientras oigo como me dicen mi nombre mientras suben de nuevo rumbo al jardín zen.
Ryojan-ji zen garden:
un poco más a la derecha…
voy contando las piedras..
escuchando silencio con los pies colgando…
No las veo todas, pero creo que de eso se trata, la idea es que desde cualquier punto que mires no ves las 15 rocas, sólo 14. El concepto sería algo así como» el mundo depende de según como lo mires o de tu punto de vista».
Con el pecho absolutamente lleno de un suspiro gigante, no quiero irme, quiero seguir respirando silencio de piedrecitas mientras reafirmo mi pensamiento en esta creencia y en la de haber aprendido hace tiempo que la mitad de lo que vemos en el mundo real ha sido creado anteriormente por nosotros. Estoy en el lugar más idoneo para este tipo de divagaciones.
El interior ni mucho menos desmerece…
Avanzamos al fin, y nos topamos con un jardín acuático, el camino hacia fuera parece que va un poco más rápido, nuestros compañeros aún quieren ver más templos y buscan la salida en mapas. yo me distraigo, porque una vez más, Dejavu. Y Luna sabe bien por qué.
Aquí parece que es el día de los regalos bellos, y cada imagen va siguiéndose con extrema belleza delicada.
Un gran trabajo ser jardinero de un jardín acuático, mucha destreza y paciencia…
Hace años, cuando todo esto comenzó, le conté a Luna uno de mis sueños, en un momento en que ambas estábamos decidiendo nuestros caminos, ella estaba dentro de esta imagen, con su pequeña barca y su remo, cuidando su jardín de loto y esperando el verano. Por eso que a veces la vida muestra tantos detalles tan íntimos y a la vez tan reales, sólo nosotras lo sabíamos, hoy es un regalo no esperado. Agradecida como siempre.
Al salir de los jardines nos despedimos de nuestros compañeros de excursión de templos, ellos seguirán su camino hacia lo sagrado. Nos despedimos, nosotros por hoy ya habíamos cogido la suficiente belleza como para llenar 3 o 4 inviernos.
Esperamos un autobús y 23 paradas hasta donde queríamos ir.
Nos dirigíamos de nuevo a un lugar poco concreto, teníamos la dirección de un lugar donde queríamos comer, un pequeño restaurante nepalí que ya traíamos apuntado de España.
Como perdimos un poco la noción del tiempo no llegamos a la comida, con lo que teníamos que esperar a las 5 para la cena, así que de paso nos dimos un paseo por el mercado Nishiki
El mercado es maravilloso, puedes encontrar gran variedad de productos frescos, como verduras:
Y, por supuesto, el obrador de tofu:
Encurtidos:
Galletas de arroz y chuches:
Deliciosa comida natural preparada:
Y nosotros estábamos muertos de hambre después de la experiencia mística mañanera, y no pudimos resistir la tentación de tomar unas yakitori en una de las carnicerías del mercado…
Buscamos un sitio en una plaza y nos sentamos a comer, entonces llegaron los gatos!!, jeje, esto no tendría que representar problema alguno para mí, salvo que eran los gatos más yakuza que he visto en mi vida, auténticos roñosines de Kyoto, A algunos les faltaban trozos de orejas, uñas, en fin… Yo, como siempre, no puedo dejar ningún gato hambriento en el planeta, y les ofrecí algunas pieles de pollo, los amiguitos neko-yakuza no estaban por la labor de ser educados y se pusieron, por decirlo de una forma digna; un pelín violentos…jejeje
Este era el peor y al que más cosas le faltaba del cuerpo. Allí se quedó tan contento después de habernos robado parte de la comida y ahuyentar al resto de los mininos hambrientos.
Paseo por el mercado de nuevo en busca de la posible koi no bori, que no encontramos, sólo las de los turistas horrorosas y falsas, tampoco queríamos cargarnos con muchas cosas, porque hasta la vuelta a Tokyo todo lo que comprásemos iba directamente sobre nuestras espaldas.
Aunque ví tiendas muy curiosas en las que no me habría importado perderme…
Un par de pañuelos, una cartera hecha a mano en tienda de muñecos, y poco más, bueno si!!!, me compré una pieza de mi kimono, en una tienda de segunda mano, precioso y bordado!!!.
Pasamos otro rato en una plaza de «fumar», donde había un ambiente muco más underground, y después de un ir y venir por un mercado que me parece muy digno de la ciudad. Nos fuimos al punto al que habíamos venido a cenar.
El lugar se llama Yak&Yeti
Kyoto: Kawaramachi / Nepalese.
Gokomachi north of Shijo. [just south of Nishiki Market] Open 11:30am-2:30, 5-10pm. Closed Mondays. Tel: 075-213-7919
La comida es excelente, y sirve para coger fuerzas y cambiar los hábitos.
Recomendado para pasar un rato muy a gusto, los platos nepalís con curry son estupendos, igual que el trato y el local.
Tras deliciosa cena de nuevo a callejear, cruzamos por el mercado hacia una de las calles principales; Shijo-Dori, llena de tiendas y grandes almacenes, por un momento me dio la impresión de estar en mitad de Madrid o de Oxford Street.
A mi lado ojos abiertos, y primera exploración a unos recreativos japoneses, no por mucho misticismo se deja de ser friki!.
En nuestra primera incursión en este submundo, lo que más nos llamó la atención fue esta makinita, un puñao de japoneses cada uno en su puesto asistían a las carreras de caballos, como jockeys. no se cuanto tiempo llevaban ahí, pero parecía que iba a durar. La gente jugaba a juegos conocidos en modo «pro». flipamos un poco…asi que con pocas fuerzas ya nos bajamos de los recreativos para irnos a la estación de nuevo, rumbo a una de nuestras noches de Osaka.
Como teníamos tiempo, eso es lo que nos sobraba este mes, pues nos vimos la estación de Kyoto, que debo decir es una gran obra de arquitectura futurista del arquitecto japonés Hirushi Hara.
Subir a través de la escalera mecánica exterior hasta la azotea y ver Kyoto al completo, hasta las montañas!, digno de unos cuantos fotogramas.
Y bueno, tras esto, buscar nuestro sinkasen para Osaka, y de algún modo despidiéndonos de Kyoto hasta mañana.
El chico Astro es de lo último que vemos, que buena cosa que sea la imagen de la ciudad!, un tipejo venido de las estrellas!
Anocheciendo salíamos ya de Kyoto para Osaka, a causa de nuestros vicios nos cogemos cuando es posible vagón de fumadores (cosas que ya no existen overseas), bueno, pues aquí he de decir que estaba repleto de tipos trajeados con cara de malos-malosos fumando negro de forma despiadada. Al llegar a Osaka y tener a la derecha la imagen Blade Runner, nos negamos a irnos al hotel y vagamos hasta la madrugada por Osaka, pero eso ya para la siguiente historia…
Por hoy acaba el día…un muy buen día!
Y lo que se atisba como una noche curiosa!…
4 Comments
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[…] This post was mentioned on Twitter by Unai, Sara Rodriguez Feito. Sara Rodriguez Feito said: Hoy viajamos a Kyoto en Nekotabi: http://www.nekotabi.es/viaje-a-japon-dia-7-kyoto/2389 […]
Impresionante ese tipo de mercados, pena que no los haya más cerquita jejeje. Y esa cena tiene pero que muy buena pinta!!
Si que son chulos estos mercados! hay tantas cosas que no sabes por dónde empezar! La cena deliciosa, la cocina Nepalí es todo un descubrimiento!
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